Cansancio y pensamientos negativos
Cuando estamos cansados, débiles o intoxicados, tanto física como mentalmente, nuestra capacidad para procesar la información de manera positiva y constructiva se ve afectada. Esto ocurre por varias razones:
- Cansancio físico y mental: La falta de sueño o fatiga excesiva afecta el funcionamiento de nuestro cerebro, especialmente las áreas responsables del control emocional y cognitivo, como la corteza prefrontal. Esto puede hacer que tengamos menos capacidad para regular nuestras emociones, lo que nos lleva a pensamientos más negativos, irritabilidad y dificultades para tomar decisiones.
- Debilidad física: Cuando el cuerpo está debilitado, el cerebro recibe señales de malestar, lo que puede generar un estado mental de mayor susceptibilidad a la negatividad. Esto está relacionado con la forma en que el cuerpo y la mente están interconectados; si uno sufre, el otro también puede verse afectado.
- Intoxicación (ya sea por sustancias o alimentos): Las toxinas o sustancias externas (como alcohol, drogas o incluso mala alimentación) afectan directamente la química cerebral. Al interferir con neurotransmisores clave como la serotonina y la dopamina, se altera el estado de ánimo, generando un sesgo hacia pensamientos pesimistas o ansiosos. Además, la intoxicación reduce la inhibición, lo que hace más difícil mantener el control sobre los pensamientos negativos.
En estos estados, el cerebro no está en su mejor capacidad para filtrar y manejar las emociones o los pensamientos, lo que lleva a una mayor probabilidad de caer en ciclos de pensamientos negativos. Por eso, es fundamental cuidar el bienestar físico y mental para favorecer un equilibrio emocional y una perspectiva más positiva. Un buen campo energético humano es fundamental para tener un alto nivel de energía, tanto física, mental o emocional.
Tener un nivel alto de energía es fundamental para conectar con el «cerebro evolucionado», también conocido como el cerebro superior o corteza prefrontal. Esta parte del cerebro está asociada con funciones cognitivas avanzadas como la planificación, el razonamiento, la toma de decisiones, la regulación emocional, la creatividad y la empatía. Mantener un estado óptimo de energía física y mental es crucial para que esta área funcione de manera eficiente. Aquí te explico por qué:
- Corteza prefrontal y energía: La corteza prefrontal, responsable de nuestras funciones más evolucionadas, es altamente demandante en términos de energía. Si estamos cansados, estresados o agotados, esta área del cerebro tiene menos recursos disponibles para trabajar, y las funciones superiores se ven afectadas. Esto puede hacer que reaccionemos más impulsivamente y menos racionalmente, porque el control de nuestras emociones y pensamientos se debilita.
- Nivel bajo de energía y cerebro primitivo: Cuando tenemos poca energía o estamos agotados, el cerebro tiende a operar más desde el cerebro reptiliano (o sistema límbico), que es más reactivo, orientado a la supervivencia y las respuestas automáticas (huida, lucha o congelamiento). Este es el «cerebro primitivo», que no está diseñado para resolver problemas complejos ni para actuar con empatía o autorreflexión. Nos hace más propensos a reaccionar negativamente ante el estrés y a tener menos capacidad de autorregulación.
- Energía y resiliencia emocional: Un nivel alto de energía favorece un estado de resiliencia emocional. Nos permite manejar mejor las emociones difíciles, evitar el agotamiento y mantener una actitud más optimista y flexible ante los retos. Con energía suficiente, somos más capaces de controlar los impulsos, pensar antes de actuar y conectarnos con los demás de manera más positiva.
- Fuentes de energía: Mantener un buen nivel de energía implica cuidar varios aspectos:
- Sueño de calidad: Es esencial para restaurar tanto el cuerpo como el cerebro.
- Alimentación balanceada: Nutrientes adecuados permiten al cerebro obtener el combustible necesario para sus funciones.
- Ejercicio físico: Mejora la circulación y el flujo de oxígeno al cerebro, lo que optimiza su rendimiento.
- Gestión del estrés: El estrés crónico agota la energía mental y física, por lo que es crucial aprender a gestionarlo para mantener un buen nivel energético.
- Campo energético humano: Tener y mantener un C.E.H. en un elevado tono emocional y energético. Tener un buen Campo Energético Humano es esencial para mantener un equilibrio en todos los niveles de nuestra vida: físico, emocional, mental y espiritual. Cuidar este campo energético a través de prácticas diarias de meditación, respiración consciente, ejercicio y conexión con la naturaleza nos permite vivir con más vitalidad, claridad y conexión con nuestra esencia. Además, nos protege de influencias negativas externas y nos ayuda a mantener una relación saludable con nosotros mismos y con los demás.
Hay dos ideas clave en este tema, y, ambas tienen mucho sentido desde el punto de vista neuropsicológico y social:
1. Cansancio y pensamientos negativos:
Estar cansado, tanto física como mentalmente, puede llevar fácilmente a pensamientos negativos. Esto ocurre por varias razones:
- Falta de control emocional: El cansancio afecta la corteza prefrontal, que es responsable de la regulación de nuestras emociones. Cuando esta región está fatigada, somos más propensos a tener pensamientos irracionales, ansiosos o pesimistas, ya que perdemos parte de nuestra capacidad para controlar las emociones negativas.
- Menor capacidad para procesar información positiva: El cerebro cansado tiende a enfocarse más en las amenazas o problemas, una respuesta adaptativa ancestral que nos ayudaba a sobrevivir en situaciones de peligro. Sin embargo, en la vida moderna, este sesgo hacia lo negativo puede convertirse en un ciclo de pensamientos pesimistas.
2. Vínculos profundos en momentos de estrés:
Cuando conoces a personas durante situaciones de tremendo estrés o adversidad, es muy posible que se formen vínculos muy fuertes y duraderos. Esto ocurre por varios motivos:
- Conexión emocional intensa: Las experiencias compartidas, sobre todo cuando son emocionalmente intensas, pueden unir a las personas de manera más profunda. En situaciones de estrés, nuestro cerebro libera oxitocina, una hormona que está relacionada con la creación de vínculos afectivos. Esta hormona fortalece las conexiones sociales, especialmente cuando sentimos apoyo o empatía de otros en momentos difíciles.
- Memoria emocional profunda: Los eventos altamente emocionales se almacenan en el cerebro de forma más duradera y detallada, ya que el sistema límbico, que regula las emociones, participa en el proceso de consolidación de estas memorias. Si viviste un momento muy estresante o emocional con alguien, es probable que esa experiencia quede grabada de manera más profunda, y la relación que surgió de ese momento tenga una base sólida.
- Resiliencia compartida: Las personas que atraviesan dificultades juntas suelen desarrollar una resiliencia compartida. Saber que alguien estuvo a tu lado en un momento de estrés extremo crea una sensación de confianza y lealtad que perdura con el tiempo. Esto es particularmente evidente en situaciones como desastres, enfermedades graves, crisis familiares o experiencias intensas como los trabajos en equipo bajo presión.
En resumen:
- El cansancio es una puerta abierta a pensamientos negativos debido a la fatiga de las funciones cognitivas superiores, especialmente las relacionadas con la regulación emocional.
- Los vínculos formados en momentos de estrés intenso suelen ser muy profundos y duraderos, ya que las experiencias emocionales compartidas generan fuertes conexiones emocionales y memorias que refuerzan la relación.
El cerebro evolucionado (corteza prefrontal) requiere energía física y mental para funcionar de manera óptima. Si estamos descansados y energizados, tenemos más capacidad para actuar desde la razón, la empatía y la creatividad, en lugar de ser dominados por respuestas automáticas o negativas.
